Repasando La PsiQue Volatil

locuras, debraye, un poco de literatura...

domingo, 24 de febrero de 2013

Leche derramada


Leche derramada

Tiré la leche y el agua,
ya no pienso soportártelo,
tengo suficientes penas que cargar
para sumarle otras más
que no me pertenecen.

Esa leche
con la que debiste alimentar a tu hijo,
que no es mío,
que no debí amar.

Tú siempre tan plácido y febríl,
mientras yo reparto tus revistas
y sumo mi cansancio,
me deshago en sueños
que no me pertenecen.

Sabes cómo ganar,
arroparte con el triunfo ajeno,
conseguir que te amen sin dudar.
¿Y a quién has amado?
¿A quién amas?
Necesito escuchar tu versión,
tu mentira fatal,
aunque se mire tan cierta ante tus ojos,
los ojos de cualquiera.
 
Dame un motivo,
para no abrazar más a tu niño
en esos sueños tan lejanos
y constantes.

En ese sueño que nunca duerme,
que persigue la justicia
esa que jamás me diste.

Siempre me hiciste creer que era tu ejemplo de mujer,
y por traslación también yo lo creí.
Eras el hombre intachable,
el innombrable,
desapegado de toda falta,
alejado de la sombra de aquellos
que suelen abandonar a sus familias,
que suelen desinteresarse por la vida,
que portan una bandera fría.
  
No estoy aquí para reprocharte,
sólo para pretender la conquista
de un entendimiento,
por muy lejano que sea,
por muy ausente.

Nuestros padres todo te lo dieron,
aún lo dan en sobredosis,
y tú sigues derramando la leche.
A todos nos hiere,
la necesitamos todos,
pero te conviene arrojarlo al vacío
antes que aceptar,
que ese niño perdido y abandonado,
al que seguirás abandonando,
eres tú,
el que no supo amar a su padre.


Reflexiones


Reflexión #1
Escribirlo

Cuando nada más queda,
sólo resta escribir,
escribirlo al mundo
desde el alma
desde las entrañas
desde algún lejano lugar
que ni siquiera yo conozco,
en donde la multitud
se confunda conmigo,
o yo con ella,
ya no lo sé.

A veces me siento una pieza más
que hace falta
para hacer funcionar
a este inmenso Reloj.
Algunas otras me encuentro perdida
en una masa gris,
en la carencia de identidad.
Y las únicas valiosas,
que son pocas,
siento que soy una Torre
en un tablero de ajedrez,
tan firme, tan fuerte,
tan indispensablemente sólida.
Y también podría decir
que en el juego,
no siempre participan todas las piezas,
no todas juegan un papel importante,
al menos no necesario.

Es entonces cuando la duda viene
y uno se sabe inseguro,
se sabe vacío.
Aún no logro identificar
si en verdad tenemos
una misión específica
en este tiempo-espacio,
una donde nadie más
podría representar un papel,
una reservada a nosotros
como seres únicos;
o si es tan sólo una idea de nuestro deseo
que necesitamos acoplar a nuestra conciencia,
a la concepción de esta, nuestra vida,
de otro modo, seguiríamos andando por puro hedonismo,
por la mera satisfacción de ser.
Yo no quisiera casarme con ninguna,
pero siempre se debe tener una postura;
al menos la tibieza nunca ha sido de mi agrado,
y a pesar de que alguno dijera
que lo mejor es estar en un punto medio,
tener balance y equilibrio,
yo jamás lo creería,
pues ello implicaría una indecisión
que no podría permitirme.

Sí, quizá caiga en el radicalismo,
quizá me vaya obscureciendo,
pero al menos sé a qué bando pertenezco
y no pretendo jugar para dos equipos,
además, para ser honesta,
no creo que eso sea posible,
por simple gravedad
o acción de fuerzas,
un cuerpo siempre tiende
a inclinarse hacia un punto y,
si permanece estático,
de alguna manera
llega una fuerza que lo mueve.


Ahora mismo me siento
como un personaje de “Sputnik, mi amor”,
esta chica que todo lo escribe
y va vomitando su pensamiento
sin poner un freno, o bien,
sin contar con un cometido
o una clara exposición.
Pero por muy dispersa
que estuviera su mente
y por muy difusos
que fueran sus pensamientos,
tenía tanto sentido lo que escribía,
y tengo la seguridad de que,
aunque sus letras parecieran enredadas,
a ella le aclaraban muy bien la vida,
su vida.

Es por eso que,
cuando ya no hay más, cuando
uno se confunde, cuando
uno no se comprende, o bien,
cuando los demás no te entienden,
lo único que queda
y lo único que nos salva
es: ¡Escribirlo!


Reflexión #2 (Réplica a Reflexión #1)
El conocimiento

Me gusta este momento de mi vida,
donde no es necesario hacer nada
y saber que hay tanto por hacer.
Saber que siempre hay y habrá
algo interesante,
algo que te descubra
y te sorprenda estático,
o quizás no.

Saber
que hay tanto por aprender,
que no puedes aprenderlo todo,
pero la infinitud de ese hecho
lo convierte aún más atractivo.

Saber
que conocer y aprender es un derecho
que no muchos eligen tomar,
pero la sola idea de entender
la libertad implícita en ese derecho,
a uno lo colma de ilusiones
y no puede más que agradecer
al conocimiento mismo.

Puedes tomarlo cuando lo desees,
se encuentra latente y constante para ti,
y esa manera tan incondicional de servir
ya no se encuentra en ninguna parte.

No existe nada más libre de egoísmo
que las maneras interminables
en que el conocimiento se presenta,
como un gesto amable,
de humildad.

No hace falta más que
detenerse en el tiempo,
erguirse firme sobre un cerro
y levantar la vista
hacia un horizonte de arboledas,
de ríos con mares conjugados,
de puestas de Sol lagrimeando,
de flores que te miran con discreción;
para saber que ahí se encuentra
el conocimiento
abriendo los brazos
como un pájaro dispuesto a emprender el vuelo.



Reflexión #3
Dudas

Hay momentos de confusión
donde uno encuentra tantas contradicciones
inmersas en el pensamiento propio.
 
Constantemente me pregunto,
de dónde surge tanta indecisión;
no sé si la bipolaridad reside en mí
o en el ambiente que respiro,
tan etéreo, tan plagado de dudas,
de cuestiones sin resolución,
de mediocridad
y tonos grises por doquier.

A veces la duda es necesaria...

Escribir


 




1.  Escribir

I.            Tinta

A medida que escribo
la tinta disminuye,
de ella sólo bulle
la pasión de mis motivos.

II.           Gota
Soy la gota que derrama
sangre de nuestra honra,
que al explotar sólo nombra
el contenido que le aclama.


2.  Mi presencia, mi imagen


I.             Transparencia
Me quedo estática,
observo tu luz,
no hay impresión más nítida
que tu proyección.
Me quedo mirando tu imagen,
la que siempre me devuelves, espejo.

II.           Voz de vida

Mi fe, alimento de tu voz,
esa voz que me persigue,
persigue mis altos pasos,
pasos buscando atar vida,
esa vida que se extingue.
Se extinguen nuestras verdades,
cinco verdades que callan,
callan matando despacio.


III.         Rosas negras
Por el camino del dolor:
un tumulto de rosas en la cama,
son ardor en dura piel
que provocan tempestad.


IV.        Imagen
Sobre tus pasos mi idea,
sobre mi idea la imagen,
esa imagen que construye.
Construye, alumbra el camino,
camino dando las horas.
Horas, estacas de espera,
una espera intermitente.


    V.   Nato
Florezco,
como lirio vivo.
Destello,
como cristalino mar.
Ardo
como ánfora sagrada.
Ahora soy la huella.
Ahora soy mirada.
Ahora soy aquella
que te mira enamorada.
 
  
V.          Mi brazo
Mi brazo,
bisagra que dobla
y doblega
la debilidad.

Ese brazo de penumbra
que hace sombra a tu paso
para perseguir tu idea,
para perpetuar la imagen,
para proteger tu pose.

Me gustas


Me gustas



Me gusta cuando eres indiferente
y me miras con discreción.
Me gusta cuando te quedas inmóvil
y sólo yo puedo absorber  tu sombra.
Me gustas toda fría
y quiero envolverte con mi imagen redonda.
Me gustas aprisionada
porque sólo así puedo cambiarte.
Me gustas porque sólo me gustas tú,
así, sólo tú y porque tú, como tú y toda tú.
Me gustas lejana,
desde donde te miro no hay espacios,
no hay migajas,
no hay distancias reducidas.

Me gustas desgraciada
y en la desgracia yo te acojo y te descubro.
Me gustas sólo hoy
porque el tiempo es ahora,
porque nos construimos cada día,
y si hoy sucede mañana de nuevo me gustas ahí.

Me gustas con inseguridades
y si me mientes yo lo hago también.
Me gustas rabiosa
y me gusta apaciguarte.
Me gustas en alcohol o en humo,
te respiro y te bebo.
Me gustas caprichosa,
todo te lo concedo.
Me gustas sin fin, de ida y vuelta,
y cuando regreso tú te marchas,
aún así me gustas.
Y si no me gustaras también me gustarías.

Trenes de la calma y el mar


Trenes de la calma y el mar

I. El azar de los trenes




  


Veo a través de lo negro de los años,
me duele dar un paso a través del olvido
hacia las dentaduras del abismo,
hundiéndome en la botánica,
en las vegetaciones inconcebibles
de una olvidada sala decaída.

Una pequeña página de cuarzo,
un racimo de tréboles amargos,
una palma con flores negras
se pudren en el tiempo…

Siento morir hojas hacia adentro,
ceniza llena de apagadas almas,
muertas palomas neutrales,
el áspero vino.

Tu silenciosa multitud,
tu inmovilidad desamparada
con pies pesados de roja fatiga.
Lo que mi corazón pálido no puede abarcar.

El tren nocturno toca violentamente estaciones,
candados a quebrar con la ira
de tu pesado y silencioso corazón.



II. Tejiendo la calma.
 
Se desciñe la niebla en jirones de plata
desde los más distantes relojes.
Manos interrumpidas,
círculos de dulzura,
flechas pegadas a tu calma.


Un ave se descuelga del ocaso,
ese sonido ya tan largo
de secretas maderas inconclusas,
extendiéndose sin tregua
en las costuras del árbol.
Tu color de mundo.

Organicé mi corazón levantando la esperanza,
mirando las flores que esperaron
un bárbaro viento tricolor.

Seres dormidos en tu boca espesa
giran arremolinados
a la espera de tejer
tu calma con la mía.


III. El misterioso mar



Soledades marinas como rosas de la tierra.
Ola de olores muriendo
en la sumergida lentitud,
van mis besos en esos barcos graves,
como el agua sombría que vive en sus profundos corredores.

Respiré las aguas más sordas de la envidia,
privilegiada espuma que las olas depositan y rompen
húmedos boscajes del sur del mundo.
Se desenreda el viento sobre las aguas errantes,
hago fuego junto al mar.

Esta agua trágica era lluvia,
lluvia de un solo día,
de una sola hora,
de nuestro austral invierno.
Lluvia atravesando muertos                                  
para mostrarme su torrencial secreto.

Agua original y temible,
con su misterioso derrame,
mi conexión interminable
a la vida, la muerte.

MANIAC--- Jennifer Beals

Margarito Pornstar

Margarito se sorprende